miércoles, 20 de mayo de 2009


EL PUEBLO INDÍGENA 

DEBE APROVECHAR

LOS VIENTOS DE CAMBIO


●  La posibilidad de transformar nuestra realidad es un hecho real

          

  Julio Leiva - indígena itzalco

En la historia contemporánea de El Salvador, ningún partido político plasmó en su programa de gobierno un ofrecimiento especifico para el pueblo indígena descendiente de Anastasio Aquino y Feliciano Ama.

Al contrario y siguiendo el discurso del presidente Maximiliano Hernández Martínez que en un mes asesino a 30 mil indígenas, todos los candidatos decían que éramos una nación de mestizos y que indígenas no habían. Ese es el discurso que tanto daño nos ha hecho, el que nos ha relegado a la pobreza y a la marginación.

Aún, el FMLN, que siempre ha expresado luchar por los sectores pobres y por los marginados, su concepción clasista de la sociedad no le permitía vernos como grupo étnico, a pesar de nuestro gran aporte al interior de dicho partido y de nuestra cuota de sangre en la guerra civil. Esta última aseveración se expresó: en el contingente de guerrilleros Lencas que se incorporaron en la zona norte de los departamentos de Morazán y la Unión; en los hombres y mujeres de la zona de los nonualcos; y en los jóvenes de descendencia mayas originarios de la zona sur de los departamentos de Sonsonate y Ahuachapan. Y en el período pos guerra, la presencia indígena en el FMLN es más evidente en las regiones que tradicionalmente son tierras con raíces indígenas: Izalco, Nahuizalco, Ataco, Apaneca, Panchimalco, la región de los Nonualcos y en los municipios del Nor-oriente del país.

En sus primeros programas de gobierno siendo partido político, el Frente no hablaba de nosotros lo cual significaba exclusión y un alto nivel de insensibilidad e ignorancia de nuestra raíz ancestral; no expresando de esta manera su vocación democrática.

Fue en la reciente campaña electoral del 2009, cuando en su programa de gobierno, el FMLN se comprometió a ratificar el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, y hacer ley la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas. La congruencia con estos dos tratados, es un elemento esperanzador para nuestro pueblo indígena y un signo que denota comprensión del rol que podemos jugar los indígenas en esta nueva fase de la historia del país.

La posibilidad de transformar nuestra realidad es un hecho real. Hoy, todos los que nos identificamos con la cultura de los pueblos originales y las actuales organizaciones indígenas, estamos obligados a asumir un compromiso de unidad y lucha. Hoy más que nunca, necesitamos trabajar con ahínco, en resolver los problemas que nos han agobiado desde que nos robaron nuestras tierras y nos obligaron a punta de espada a olvidar nuestra milenaria cosmovisión. El nuevo gobierno puede crear un ambiente propicio para las transformaciones, pero somos nosotros, los indígenas, los llamados a ser los sujetos de estos cambios. 


1 comentario:

Anónimo dijo...

Adelante paisano, soy de Izalco y vivo en Nueva York