viernes, 6 de febrero de 2009

La cuyancúa



La cuyancúa:
Espiritualidad de los izalcos

Víctor Manuel Regalado

     AMPRO, Montreal / Izalco o Tecpán Itzalco es un un milenario poblado salvadoreño de origen maya, en el que la espiritualidad de los izalcos, sus antiguos pobladores, parece perdida. Sin embargo, buscando en el Izalco profundo, se logra encontrar muchas manifestaciones que nos ayudan a descubrir e interpretar esa tradición espiritual que a primera vista creemos perdida o a punto de perderse.

     Esto es así porque desde la invasión española,  después de los numerosos crímenes cometidos por Pedro de Alvarado, los colonizadores impusieron una religión y una cultura extrañas a estas tierras. Luego al llegar la independencia, un reducido número de familias herederas del pensamiento colonial, siguieron explotando a la mayoría de la población. En 1932, Maximiliano Hernández Martínez mandó a masacrar a 35 mil izalcos, para que un pequeño sector, también heredero del mismo pensamiento, siguiera manteniendo sus privilegios.

    Y por causa de esa dolorosa realidad, todavía presente, el ingenio y la sabiduría popular escondieron muchas de las  tradiciones culturales y espirituales del legendario Izalco. 

    La espiritualidad maya pipil, por ejemplo, nos habla de una energía celeste y de una energía terrestre. La vida según esta concepción del universo, resulta de la unión de la energía celeste con la terrestre.  Esta energía se manifiesta en el viento, en el agua, en el fuego y en el sol, elementos sin los cuales la vida no sería posible.
 
    Los ancestros de los izalcos, sin duda, escogieron a la Cuyancúa, serpiente con cabeza de cerdo para representar a esa fuerza celeste, cuando ésta se derrama sobre la tierra en el agua. La figura del tunco (cerdo) por ser un animal al que le gusta estar en el agua, en el lodo (agua que cae del cielo y tierra); y a la serpiente, un animal que vive con su vientre pegado a la tierra.
 
    Una nueva brisa sopla en el continente, y es quizás  el momento  de trabajar para encontrar la clave que nos permita interpretar esa realidad escondida y sacarla de nuevo a la luz del día. Según los mayas un ciclo de 5000 años termina y uno nuevo está a punto de comenzar en 2012.


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